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HISTORIA DE LA TRANSMISION

EL OBJETIVO DE LA TRANSMISIÓN

Alguien me preguntó unos días atrás:  “¿Por qué existe la transmisión?  ¿Por qué no se conecta el motor directamente al diferencial?”  Aunque para mucha gente la respuesta a esta pregunta es obvia, creo que vale la pena explorar el propósito de cualquier transmisión.
La fuerza que produce el motor de combustión interno puede ser medida de dos maneras:  La potencia pura y el torque (a veces descrita como fuerza de giro).  Esta relación es frecuentemente referida como el régimen del giro, lo cual varía entre motores y sus diseños.  Al acelerar el motor, el torque llega a su máximo antes de que la potencia llegue a su máximo.

En términos simples, el propósito de la transmisión es permitir que se mantenga el motor funcionando en el rango “estable” entre el pico de torque y el pico de potencia.  En el ejemplo representado en este gráfico se puede decir que el motor está “estable” entre unos 4500 rpm y 6500 rpm.  Cuando la velocidad del auto baja al punto que el motor opera debajo de 4500 rpm, pierde velocidad por falta de potencia.  Con la presencia de una transmisión podemos mantener el motor en este rango de estabilidad cambiando la relación de giro del motor y las ruedas, aumentando la velocidad del motor al punto que tenga mayor potencia para mantener la velocidad.  Nota:  Este es un ejemplo del régimen en un motor específico.  Cada motor tiene su propia curva.  El único constante es que siempre las curvas cruzan a 5252 rpm.

 

Las transmisiones están diseñadas para el régimen del motor, el diferencial y el uso esperado del vehículo.  Cuando partimos en primera, normalmente el motor gira unas 4 veces más que el eje de las ruedas.  Cuando llegamos al último cambio, “normal” o “D”, esta relación es 1:1 y cuando entramos en “sobre marcha” las ruedas giran más rápidas que el motor.

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